Malestar en la cultura

Exposición en el Seminario de Teoría Política. Doctorado en Ciencia Política – Universidad del Salvador. Quinta sesión. 26 de septiembre de 2005

Al recorrer la urdimbre del tejido social, observamos el rostro de las instituciones a través de aquellas manifestaciones más salientes que marcan la fisonomía de nuestro pueblo planteando interrogantes al futuro. Tras la persistente y devastadora demolición de los últimos años ¿cuál es la fisonomía cultural de la sociedad y qué visión se tiene de sus instituciones? En la tarea de pensar al hombre, los humanistas y científicos se vuelven atrás, sobrecogidos y exhaustos por ese misterio indefinible. ¿Quiénes somos, de dónde venimos y para qué existimos?¿cuál es su significación en cada encrucijada de la historia?, son preguntas inefables prontas para el olvido. En los candentes problemas de la economía y el trabajo, las calidades del mejor diagnóstico no alcanzan a plantear -y mucho menos a resolver- los problemas generados por “modelos” voluntaristas que fundan el progreso en “el esfuerzo individual de la libre empresa” en tensión con una economía que propone “asegurar al mayor número la satisfacción de sus necesidades”. En la reforma del estado y en la acción de los gobiernos se advierten ostensibles vacilaciones entre “un estado mínimo, privatizado e inexperto en la conducción del cambio” y “un estado máximo que aspira a una presencia providente y a una gestión activa”. En la educación de la juventud, pedagogos, padres y maestros reconocen la incertidumbre que les embarga cuando tienen que decidir entre la “instrucción competitiva por el primer lugar” y la “preparación para sobreponerse a los desafíos de la vida”. En materia de fuerzas sociales se asiste a la tensión entre corporaciones que “proclaman la autonomía de la propia acción” y sectores que “pujan por la acumulación de un poder activo”. Los medios de comunicación masivos son aplaudidos por unos porque reflejan las concretas realidades de la vida y son acusados por otros porque refuerzan la perversidad de las tendencias. En el tablero de una sociedad internacional amenazada, la globalización es visualizada como “la integración final de la humanidad” o preanunciada como la “nueva guerra entre civilizaciones”. Estas y otras generalizaciones serían reveladoras de la situación de anomia que estaría cubriendo todo el arco de la cultura institucional.

Texto correspondiente al capítulo 1 “El malestar en la cultura y la crisis en las instituciones” del libro del autor El futuro también importa (…)